jueves, 31 de marzo de 2011

The problem is not fat, it's sugar




El problema nunca ha sido la grasa sino el azúcar, a pesar del bombardeo y lucha contra las grasas que se debe a que siempre se pensó que era la causante del incipiente aumento de obesidad y sobrepeso.

Pero el drástico énfasis en una dieta muy baja en grasas que existe y que tanto nos ha influido, ha sido un completo error. Hemos estado completamente confundidos durante todo este tiempo centrándonos sólo en la grasa, cuando el actual y verdadero “enemigo” es el azúcar

Se ha podido comprobar cómo a pesar del descenso de la ingesta de grasas sobrepeso y obesidad se ha disparado escandalosamente. Esto se debe principalmente al hecho de introducir los hidratos de carbono refinados como el azúcar en nuestra dieta, y además, de forma descontrolada.

Cuando ingierimos cantidades de hidratos de carbono (sobre todo si son refinados) que no necesitamos, esa cantidad extra se almacena en forma de grasa. El problema es que este tipo de hidratos de carbono tienen un índice glucémico muy alto, generando grandes picos de insulina sin saciar para nada el apetito, de manera que al muy poco tiempo de una ingesta de este tipo de hidratos de carbono el organismo pide más, y nosotros lo consumimos. Esto hace que las cantidades de energía extra que almacenemos sean desmesuradas.

Por ello, debemos limitar los hidratos de carbono refinados en nuestro consumo diario, ya que son el verdadero peligro en el control de una dieta, y no tanto las grasas como siempre hemos pensado. Las grasas monoinsaturadas como las poliinsaturadas son imprescindibles para nuestra dieta. Las únicas que debemos de evitar son las saturadas y las trans.

A pesar de que cada gramo de grasa contiene 9 Calorías por sólo 4 Calorías por gramo de las proteínas y los carbohidratos, consumidas adecuadamente las grasas pueden ayudarnos a adelgazar con éxito.

Como vemos existen varios tipos de grasas y NO son todas iguales... algunas son perjudiciales y otras son muy beneficiosas tanto para tu salud como para tu figura.

En concreto, existen dos tipos de ácidos grasos insaturados, los omega 3 y los omega 6 que son extremadamente importantes para tu organismo y que son esenciales, lo cual quiere decir que NO pueden ser sintetizados por el cuerpo y que debes incorporarlos a tu dieta obligatoriamente.

Lo curioso es que precisamente estos ácidos grasos esenciales escasean bastante en las dietas de los países desarrollados, siendo esta una de las causas principales por las que muchas personas padecen sobrepeso.

Ácidos Grasos Esenciales... la Clave

Debido al gran procesamiento que sufren nuestros alimentos y a que nuestras costumbres alimenticias dejan mucho que desear, el consumo de ácidos grasos esenciales (omega 3 y omega 6) es muy escaso en nuestras dietas (incluida la tuya seguramente).

Sobre todo escasea el consumo de ácidos grasos omega 3, que precisamente son los más beneficiosos en cuanto a la quema de grasas se refiere.

Veamos algunas de las propiedades positivas de los ácidos grasos esenciales (sobre todo los omega 3) que pueden ayudarte a conseguir tu figura ideal...
  • Incrementan la termogénesis, el proceso por el cual tu cuerpo gasta calorías para convertirlas en calor, activando el gen responsable de ello.
  • Disminuyen el almacenamiento de grasas debido a que desactivan parcialmente el funcionamiento del gen responsable de esta función.
  • Obligan a tu cuerpo a utilizar la grasa como energía activando al menos 9 genes responsables de ello.
  • Mejoran la función de la tiroides, una glándula cuyo funcionamiento óptimo es esencial para que tu metabolismo se mantenga alto (por eso las personas que tienen hipotiroidismo suelen padecer sobrepeso).
  • Elevan tu estado de ánimo debido a que son necesarios para el normal funcionamiento y desarrollo del cerebro y para la transmisión de los impulsos nerviosos... y un mejor estado de ánimo significa más ganas y más fuerzas para derrotar a tus kilos de más.
  • Favorecen la salida de grasa de las células adiposas debido a que forman parte de todas las membranas celulares.
  • Ayudan a eliminar el exceso de líquidos que suelen padecer algunas personas con sobrepeso.
  • Mejoran la sensibilidad a la insulina de las células musculares provocando el efecto contrario a las "grasas malas"... gracias a ellos los músculos mejoran notablemente su capacidad para absorber la glucosa que transporta la insulina, por lo que aquella no acaba almacenándose como grasa.
  • Contrarrestan en gran parte los efectos negativos de las "grasas malas" y te aportan numerosos beneficios para tu salud... reducción del colesterol malo (LDL), aumento del colesterol bueno (HDL), protección de las articulaciones y del sistema cardiovascular, potenciación del sistema inmunológico, mejora de la textura de la piel, propiedades antioxidantes y de prevención del envejecimiento, etc., etc.
  • Ayudan a mantener la masa muscular gracias a que tienen efectos anti-inflamatorios y a que reducen la producción de cortisol, una hormona que destruye la masa muscular para convertirla en energía... y ya sabesmos lo negativo que es para la figura el perder masa muscular. Además, un estado crónico de cortisol alto, por ejemplo, en períodos de stress, puede provocar deseos incontrolables de comer alimentos ricos en grasas y azúcares.

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